Más de mil personas protagonizaron la marcha No + AFP en Iquique. La columna bajó por calle O’Higgins, avanzó por avenida Arturo Prat hasta llegar a Playa Cavancha.

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El mutualismo nació en el último cuarto del siglo XIX y tuvo su gran impulso con el proceso de urbanización de la población chilena.
Miles de familias salieron del campo y buscaron nuevas oportunidades en las ciudades y en el norte del país, específicamente en la industria salitrera. La revolución industrial generó nuevos oficios, nuevas oportunidades de desarrollo y, al mismo tiempo, nuevas necesidades a cubrir en el mundo urbano como vivienda, salud y seguridad laboral.
Estos tres temas se transformaron en un objetivo común a cubrir por los obreros y sus familias. Las mutualidades y mancomunales nacieron para dar respuesta a estas necesidades colectivas.
Este tipo de organización son anteriores al movimiento sindical y fueron las precursoras del movimiento social, del cual surgieron los partidos políticos.
Más artículos para comprender estas organizaciones de socorro mutuo en Memoria Chilena.
También este libro es clave para comprender este movimiento.
Todos los recursos eran utilizados para dar bienestar a sus socios y cubrir gastos en enfermedad, invalidez o fallecimiento.
En paralelo a esas prestaciones, las mutuales fueron el centro de una intensa actividad social, con foco en la educación de sus socios, creación de bibliotecas y actividades culturales con foco en conferencias de diferentes temas. El objetivo final era sacar al trabajador de su ignorancia
En 1910 el mutualismo comenzó un roce con el mundo sindical. Más adelante los partidos políticos, y el mundo socialista en general vieron al mutualismo como meros remedios a los graves problemas que debía resolver el Estado. De cierta manera fueron vistos como una «ayuda» a la gestión que debían tener los patrones, es decir, la responsabilidad de la empresa era remita a la mutual. Y eso, no gustó en el mundo socialista.
Este artículo en El Ciudadano explica lo que es el movimiento mutualista. A continuación, adjunto 10 ideas clave:
Irónicamente la fuerza de las mutualidades se vio menguado en paralelo al desarrollo de las leyes sociales.
Es una ironía, ya que el movimiento mutualista fue el precursor del movimiento social obrero, los sindicatos y los partidos políticos.
Esa misma fuerza política y movimiento social, que impulsó y creó leyes, menguó la fuerza del movimiento mutualista.
En un principio las mutualidades y mancomunales fueron consideradas como organizaciones cooperadoras de la función de seguridad social del Estado. En 1980, se transformaron en corporaciones mutuales supervigiladas por el Ministerio de Justicio. Así se transformaron en instituciones con personalidad jurídica similar a una corporación social.
Legalmente, su rol y presencia ante la ley, fue circunscrito a una institución privada.
Eso menguó su fuerza a nivel legal.
Otro pilar de su declive estuvo en los problemas internos que existieron en todas las mutualidades
Las mancomunales también han enfrentado crisis internas que debilitaron su organización y capacidad para ser una solución viable en la actualidad.
Entre las razones más repetidas estuvo;
8 de marzo de 2004,– el presidente de la Confederación Mutualista y de Socorros Mutuos de Chile, José Lira Fernández, visitó Iquique.
Sostuvo una reunión ampliada en la sede de la Sociedad de Señoras Obreras Sudamericanas.
Participaron representantes de las mutualidades existentes a la fecha en la ciudad: Sociedad de Artesanos y Señoras Obreras Sudamericanas, Pensionado Arturo Alessandri Palma, Sociedad Auxiliadora Chilena de Señoras, Internacional Protectora de Señoras, Unión y Cultura de Señoras y San Gerardo.
A la fecha del artículo se consideran 40 mil personas que participan en el movimiento mutualista, es decir, integran alguna de estas organizaciones.
Fuente La Estrella de Iquique.
El movimiento mutualista está dormido y relegado al ostracismo.
Su apogeo ocurrió alrededor de 1925 en pleno auge de los movimientos sindicales y sociales.
El mutualismo fue precursor del movimiento social que exigía un mejor trato a los trabajadores.
Pero su nacimiento no fue marcado por la agenda política sino como un movimiento más altruista destinado a la autodeterminación de las personas y la capacidad de superación y mejoramiento de su calidad de vida a través del socorro mutuo, es decir, uniéndose con otras personas y crear una organización fuerte en temas de salud, pensión, educación y dignidad.
Hoy existen mutuales. Son instituciones que están operativas, pero que su funcionamiento está relegado a una base de socios que bordea las 40 mil personas en 223 mutualidades y donde las prestaciones que ofrecen estas organizaciones están reducidas a temas de mausoleo, cuotas sociales y otros beneficios menores.
Muchas personas confunden las mutualidades de obres con otras organizaciones privadas con fines de lucro, como Mutual de Seguridad o ACHS, que centran su labor en la seguridad laboral en las empresas.
Nosotros hablamos de las otras mutualidades, de organizaciones sin fines de lucro que nacieron a fines del siglo XIX y que tenían como pilar el apoyo mutuo entre sus socios: «la unión hace la fuerza».
Estas organizaciones se unieron sobre la base de objetivos colectivos en común, en torno a un oficio, localidad o colonia extranjera. Cada una de ellas tiene una finalidad similar: ofrecer bienestar y seguridad social, pero su operatividad puede cambiar y también los beneficios.
Salud, vivienda, apoyo financiero, pensión o cuota mortuoria son algunos de los beneficios que ofrecían las mutualidades según sus estatutos.
Lo que permanecía sin variar es que las mancomunales se financiaba a través del pago de las cuotas de sus socios. Ese dinero va un fondo común que era administrado para entregar beneficios y bienes, además de tener una sede propia, mausoleo y actividades culturales o recreativas.
He escuchado que ahora es el momento de revivir el movimiento mutualista. Otros creen que su momento ya pasó y que es necesario crear nuevas organizaciones que respondan a las necesidades de un mundo más conectado, especializado y, al mismo tiempo, individualista.
Lo que sí permanece en la actualidad es el sentido de unirse ante la desprotección social que existe.
La pregunta radica es que si el movimiento mutualista es capaz de responder a las exigencias de educación, vivienda y seguridad social en el siglo XXI.
Es probable que llegaste a este artículo preguntándote qué eran las mutualidades y si aún existían.
Las mutuales y mancomunales aún existen. Pero están en una fase de ostracismo.
Existe algunas personas que afirman que sí. Este artículo intenta responder a esta pregunta.
En su larga historia, las mutuales ofrecieron soluciones a diferentes problemas de los trabajadores, con diferentes focos, pero siempre orientadas a la protección social.
Hoy las mutuales existen, pero sus beneficios no responden a las necesidades de un trabajador del siglo XXI que vive en una sociedad liberal.
Hoy existen organizaciones públicas y privadas, con o sin fines de lucro que ofrecen servicios que cubren temas de salud, pensiones, vivienda y educación.
Puede que estés o no de acuerdo con estas estructuras, pero es lo que existe hoy en Chile: la prestación de servicios sociales destinados al individuo y no a un grupo.
Tú estás buscando una alternativa de seguridad social.
Buscar unas organizaciones que te de seguridad en un mundo que está cambiando y que no te ofrece ninguna alternativa de ayuda.
Buscas una organización que te ayude.
Pero debes entender que hasta las mutualidades del siglo pasado funcionaban sobre la base de los aportes de sus socios.
Si puedes afiliarte a una sociedad de socorro mutuo. Tendrás algunos beneficios como cuota mortuoria y un espacio en el mausoleo de la sociedad. Pero creo que eso no es lo que en realidad buscas.
El principal objetivo de la mutualidad era brindar seguridad social.
Hoy la seguridad social es difícil porque vivimos en un mundo lleno de incertidumbre.
Salud, pensión, educación y calidad de vida son cuatro aspectos que todos buscamos en nuestras vidas.
Hoy en el mundo que vives, existen varias organizaciones, empresas privadas, que asumen esta labor como una prestación de servicio.
Son empresas con fines de lucro y que generan el negocio ofreciendo un servicio.
Esto no es una opinión política, sino evidenciar un hecho. Así está el mundo.
Puedes asumir dos posturas:
En ambos casos, nadie vendrá en tu ayuda. Puedes esperar la ayuda del Estados, pero es poco probable que pueda dar una solución integral a tus necesidades.
Por lo mismo, viendo este escenario, lo mejor es tomar la acción y comprender que:
Por lo mismo, la vía actual en este mundo de incertidumbre y de prestación de servicios, es asumir el valor de esa cuota «mutualista» e «invertirla» en tu persona.
También debes comprender que el ahorro es clave, ya sea a principios del siglo XX o actualmente. El ahorro y el interés compuesto son la clave de todo.
Puedes luchar, reclamar y exigir derechos para que otros solucionen tus problemas o, en cambio, asumir un rol activo en la construcción de tu futuro.
Ahorra ahora.
Crea el hábito.
Hay muchas alternativas de inversión que nacen con la cuota base de 5000 pesos chilenos.
Entiende la magia de interés compuesto, la conveniencia de los fondos mutuos con perfiles balanceados de riesgo, y comprende como el ahorro prolongado por años es un camino viable para dar algo de seguridad en un mundo lleno de incertidumbre.
Sé que es probable que esta no era la respuesta que buscabas en Google, pero creo que es la más práctica, directa y sincera que puedes obtener hoy.
El mutualismo se basaba en el ahorro, el socorro mutuo, la educación de sus socios y la pensión a futuro.
Hoy puedes construir un futuro con esos mismos valores, pero céntrate en la responsabilidad personal de ahorrar, educarte y prepararte para el futuro.
Un problema importante: el secuestro de la capacidad de innovación por parte de unos pocos competidores cada vez más grandes y más eficientes, que por un lado son capaces de trasladar esa eficiencia en forma de mejores precios, pero por otro, cargan a la sociedad un importante coste en forma de utilización de mano de obra en condiciones deleznables en países que lo permiten, recurso a subsidios públicos para posibilitar unas condiciones de vida dignas de sus trabajadores en otros, o la desaparición masiva de competidores menos eficientes.
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