Me llama la atención que más de tres de cada cuatro casos de diabetes tipo 2 en España sean atribuibles a la mala alimentación, según un estudio publicado en la revista Nature Medicine. Esto lo vi en un artículo compartido a través de Linkedin.
Esto significa que podemos prevenir o retrasar la aparición de esta enfermedad crónica, que afecta a millones de personas y que puede tener graves consecuencias para la salud y la calidad de vida, con hábitos alimenticios saludables.
¿Qué implica una alimentación saludable? Consumir más cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, frutos secos y lácteos no azucarados, y reducir el consumo de carnes procesadas, carnes rojas, bebidas azucaradas y snacks salados. Estos hábitos no solo nos ayudarán a evitar la diabetes tipo 2, sino también otras enfermedades como la obesidad, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares2.
Sin embargo, no todos tenemos las mismas oportunidades para acceder a una alimentación saludable. Los factores socioeconómicos y demográficos influyen en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y en el control y las complicaciones de la enfermedad. Por ejemplo, las personas con menor nivel de ingresos, educación y ocupación tienen más dificultades para acceder a alimentos saludables, espacios verdes y seguros para hacer ejercicio, transporte público y atención sanitaria de calidad3. Por el contrario, las personas con más recursos y educación pueden tener más acceso a la comida procesada, que es más barata, rápida y cómoda, pero también más perjudicial para nuestra salud4.
Por eso, creo que es necesario concienciar a la población sobre los riesgos de la diabetes tipo 2 y los beneficios de una alimentación saludable. Además, es importante mejorar las condiciones socioeconómicas y el nivel de información de las personas sobre cómo elegir alimentos de calidad y evitar los productos que dañan nuestra salud. También es fundamental que el Estado, la sociedad civil y la industria alimentaria colaboren para promover políticas e intervenciones que faciliten el acceso a una alimentación sana y sostenible.
Una alimentación saludable tiene muchos beneficios para nuestra salud física y mental. Nos aporta energía, protege nuestro corazón, mejora nuestro cerebro, reduce el estrés, fortalece nuestros huesos, mejora nuestro sistema inmunitario, ayuda a mantener nuestra presión arterial y previene el envejecimiento prematuro. Por eso, te invito a que te cuides y cuides a los tuyos con una alimentación saludable. Recuerda que tu salud es lo más importante.