Para realizar este recorrido debe salir desde Iquique rumbo a la Pampa, camino en el cual se encontrarán con las ruinas de la Ex-Oficina Salitrera Humberstone y Santa Laura. Posteriormente continuando hacia el sur por la ruta 5, podrán visitar los Geoglifos de Pintados, que concentra la mayor cantidad de arte rupestre de este tipo en el norte de Chile.
Rumbo a Pica, un oasis con una gran historia
Continuando y retornando la ruta 5 hacia el norte, encontrarán el cruce Sara, que los guiará hacia Pica. Tomando el cruce, pasarán por el pueblo de La Tirana, conocido principalmente por su fiesta religiosa que es la más grande del norte de Chile y que cada 16 de Julio alberga a cientos de peregrinos devotos de la virgen del Carmen. En el camino encontrarán los poblados de La Huayca y Matilla, para finalmente llegar al Oasis de Pica.
Pica se encuentra ubicada en la Provincia del Tamarugal, en la región de Tarapacá, principalmente es conocido por su Resbaladero o cocha (baño termal) y por sus frutos tropicales, tales como, el mango, naranjas, limones y guayabas, frutos que puede disfrutar en helados artesanales o exquisitos jugos naturales. El Pica puede hacer un alto y almorzar en uno de los muchos restaurantes que posee el pueblo.
En el trayecto también se encontrará con el Parque de los Dinosaurios, lugar en el que pueden tomar fotografías de las réplicas de dos especies de dinosaurios. Esta parada la pueden complementar con las Huellas de Dinosaurios, que aún se conservan desde aquella época.
El director regional de SERNATUR, Felipe Pérez aseveró que “en Pica, el visitante podrá encontrar todos los servicios turísticos necesarios para una grata experiencia. Contando con hoteles certificados, como el Santa Rosa y el Rancho San Carlos, hasta cabañas”. Agregando que “desde Iquique a Pica hay unos 114 kilómetros, y se debe tomar la ruta A-16, ruta 5 norte al Sur, desvío señalizado La Tirana, Matilla, para arribar a Pica, La ruta es pavimentada, por lo tanto es transitable todo el año”.
Se recomienda, partir temprano en la mañana en vehículo 4X4, que puedan recorrer caminos de tierra y barro si se desea visitar otros lugares cercanos a este oasis.
Pica estaba en el Camino del Inca, entre los tambos de Huatacondo al sur, y Mamiña al norte; por aquí pasó Diego de Almagro durante 1535, donde los nativos le opusieron resistencia. En 1556 se instalaron los conquistadores y, desde 1559, hubo «encomiendas de indios». Fue la sede del Tenientazgo de Tarapacá, que dependió del Corregimiento de Arica, pasando luego al Corregimiento, con capital en el vecino pueblo de Tarapacá. Todas estas divisiones administrativas se hicieron bajo el Virreinato del Perú, al que pertenecía toda la zona. Pica era capital de la cúpula eclesiástica que pertenecía a Arequipa. Su parroquia fue creada en el año 1620 por el obispo de Arequipa, Pedro de Perea en donde se entronizó al apóstol de San Andrés.
Aquí se concentró la mayor cantidad de población hispana, que creó una fuerte tradición social en medio del aislamiento. La primera familia castellana en establecer su hacienda en el lugar, fue la familia Ceballos, venida desde la provincia de Laredo y Santander en España.
Su producto principal fue el vino que se comercializaba por tierra hasta Arequipa y Potosí. Desde comienzos del siglo XVIII, la mina de plata de Huantajaya, próxima a Iquique, trajo riqueza a las familias locales. Luego de la Independencia del Perú en 1821, todo el Departamento de Tarapacá pasó a ser parte de esta república. El auge salitrero hacia 1850 transformó el área. Las viñas fueron reemplazadas por frutales, sobre todo cítricos. Pica se convirtió en un exclusivo lugar de descanso. De esa época datan la mayoría de las viviendas, los locales de comercio y la iglesia de San Andrés, imperdible para el visitante.
La lucha por el agua ha sido una constante en Pica. Los españoles usaron las técnicas mineras de Potosí: en los siglos XVIII y XIX construyeron más de 12 km de socavones captadores de aguas filtrantes.
Aún están en uso y sus «respiraderos» pueden verse en pleno.