Iquique, de caleta a puerto mayor
Potosí, como polo de desarrollo minero y Arica, considerado puerto de salida de la producción del Alto Perú, mantuvieron a la caleta de Iquique en un segundo plano de importancia hasta el primer tercio del siglo XIX.
El primer indicio de desarrollo vino con la incipiente industria salitrera. El empresario español Sebastián de Ugarrisa mandó a construir bodegas para guardar su cargamento y cobijar insumos destinados al proceso productivo del caliche. Ya en 1811 había un funcionario de aduanas que se encargaba de organizar los embarques.
En 1820 el pueblo contaba con 500 habitantes aproximadamente. El investigador Francisco Marull Bermúdez, explica en su libro «Historia de la antigua provincia de Tarapacá», que en esa época los extranjeros y peruanos de Iquique vivían muy cerca de la costa en el sector de La Puntilla, en donde actualmente se ubican las dependencias de la Cuarta Zona Naval. Los mestizos tenían sus casas en la zona de El Morro, mientras que los changos, al ver el aumento del tráfico mercantil del incipiente puerto, se trasladaron más al sur hasta instalare en la península de Cavancha.
Parte de este ambiente fue capturado por las impresiones que escribió el naturalista Charles Darwin cuando recaló en Iquique el 12 de julio de 1835. En su bitácora de viaje dejó de manifiesto su impresión por las pequeñas viviendas que estaban ubicadas bajo los faldeos del farellón costero.
También caracterizó la flora, la geografía y la situación social que había en el poblado durante esa época.
APOYO GUBERNAMENTAL
Dos puntos claves incidieron en el desarrollo de la caleta. El primero de ellos ocurrió 1828 cuando comenzó a regir el decreto que permitía la exportación de salitre hacia los mercados extranjeros Sólo en 1830 se sintió realmente el desarrollo de Iquique cuando se enviaron los primeros quintales de salitre directamente a Europa, anteriormente sólo había cubierto las necesidades de Perú y Chile. En ese año las embarcaciones llegaron a Inglaterra, Francia, Alemania e Italia.
El segundo impulso clave ocurrió en 1855 cuando elevaron a Iquique a la categoría de puerto mayor. En ese instante la extracción a gran escala de guano y la cada vez más poderosa producción de salitre auguraban un excelente futuro para el recién nacido terminal marítimo.
Un año después Iquique contaba con agua de mar destilada para el consumo humano y servía como puerto de tránsito y depósito para la zona de Bolivia.
En ese tiempo la isla Serrano había sido unida al continente de una manera rudimentaria y era llamada Isla de Cuadros porque pertenecía a una distinguida familia peruana de ese apellido.
A mediados del siglo XIX los habitantes del litoral tarapaqueño alcanzaban a las tres mil personas, principalmente dedicados a la pesca, comercio, extracción de guano y el embarque de buques.
En uno de los trabajos publicados por el historiador Adolfo Ibáñez en la revista Norte Grande de la Universidad Católica de Chile, establece que el crecimiento de Iquique también se reflejó en la división política. En 1857 fue creada la Provincia de Tarapacá, como una de las cuatro que formaban el Departamento de Moquegua. Esta provincia contaba con cinco distritos, entre los cuales estaba Iquique.
En 1861, debido al auge de la actividad salitrera, comenzó la construcción de un ferrocarril que facilitó la salida del mineral hasta el puerto. La obra fue inaugurada diez años después, el 28 e julio de 1871, y ostentaba una extensa red que puso en contacto a Iquique con varias salitreras de la zona. El movimiento se intensificó y con ello las divisas para el poblado.
Con este último avance, la población creció vertiginosamente. En 1862 contaba con dos mil 500 habitantes, en 1872 eran cinco mil personas y en 1876, llegaban a casi las diez mil. Este desarrollo repercutió después en cambios en la división política. En 1877 la Provincia de Tarapacá, con sede en Iquique, pasó a denominarse Departamento Litoral.
Parte de este desarrollo se refleja en la construcción de la Torre del Reloj de la Plaza Prat que fue diseñado en 1877 por el ingeniero francés Eduardo Layperouse , quien llegó a ser uno de los primeros alcaldes del municipio iquiqueños cuando éste pasó a dominio chileno en 1879.
Incendios y terremotos en Iquique
El rápido avance del puerto de Iquique fue detenido por constantes catástrofes naturales y grandes incendios que hicieron estragos dentro de la población. El 13 de agosto de 1868 ocurrió el gran terremoto de Iquique que también afectó a Arequipa, Moquegua, Tacna y Arica. El sismo derrumbó en Iquique decenas de casas y la posterior salida del mar provocó graves daños estructurales en el puerto.
Con la destrucción de los muelles el precio del salitre aumentó de 10 a 15 chelines, lo que generó mayores divisas ante la escasez obligatoria del mineral. Este fue otro factor que incidió en el crecimiento de las oficinas salitreras. Es así como entre 1870 y 1877 aumentó en forma explosiva la demanda de salitre e Perú y Europa. En 1875 fondearon mil 249 barcos en Iquique.
Ese mismo año, en la madrugada del 8 de octubre se registró un incendio de proporciones que destruyó 20 manzanas de la ciudad.
Luego en 1877 un sismo de gran intensidad se sintió en Iquique y Patillos dejando nuevamente al puerto sumido en la destrucción. Dos años después, las crónicas establecen para el 9 de mayo de 1879, pocos días antes del Combate Naval de Iquique, otro tsunami que afecto seriamente las instalaciones portuarias.
En 1880, la historia se repite durante plena Guerra del Pacífico y cuando Iquique llevaba pocos meses ocupada por tropas chilenas, un incendio de proporciones épicas consumió en unas cuantas horas treinta manzanas del centro de la ciudad. El siniestro redujo considerablemente la capacidad comercial y mercantil de la ciudad, como también su número de habitantes.
Ya para ese entonces el conflicto bélico entre Chile, Perú y Bolivia había causado grandes cambios en la tranquila vida de la gente iquiqueña.