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Puerto de Patillos en 1987
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Puerto de Patillos en 1987
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Parte importante de la historia iquiqueña de los últimos 40 años ha estado ligada a Astilleros Marco Chilena Ltda., cuya presencia en la ciudad abrió fuentes laborales y nuevas perspectivas de futuro.
Marco Chilena comenzó a laborar en Iquique en 1960 con el propósito de participar en el desarrollo y fomento del sector pesquero en el norte del país, que impulsaba el Gobierno de la época. De hecho, durante los primeros años, parte importante de la flota pesquera nacional fue construida por esta empresa en Iquique y en un año llegó a entregar 52 embarcaciones de 140 toneladas, hito en la construcción naval del país.
En la década del ‘60, un alto porcentaje de las naves pesqueras construidas por Marco fueron apoyadas por créditos Corfo, gran motor de la industria del sector.
En los ‘70, más del 50% de la flota había sido construida por Marco y a partir de 1985 la compañía participó activamente en el crecimiento de la flota pesquera nacional y no sólo en el norte, sino también en la VIII Región, construyendo pesqueros desde 550 a 1.550 metros cúbicos en 1997.
Ese ritmo decayó bruscamente con la crisis de fines de los noventa, debido a una baja en el sector pesquero. Marco, entonces, cambió el rumbo hacia la construcción y exportación de barcos atuneros.
Para implementar ese plan, invirtió en la ciudad US$4.673.000 en rellenos para aumentar las explanadas de la compañía y adecuar las instalaciones para la construcción y reparación de estos barcos.
La oferta exportable de Marco Chilena en su nuevo nicho de mercado es la construcción de naves dedicadas a la extracción de atún, más reparación y modificación de los que operan en el Pacífico.
Ambas actividades altamente intensivas en la contratación de mano de obra, entre ingenieros navales, mecánicos y eléctricos de gran preparación y experiencia; pero no solamente para la construcción y reparaciones navales, sino también para los servicios relacionados con la minería, rubro que explora hace siete años.
Astilleros Marco Chilena
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En sus inicios, Iquique era una caleta de pescadores. Su principal actividad económica estuvo ligada a la extracción de productos del mar y los trabajos en las guaneras existentes en la zona.
A medida que avanzaba el desarrollo del poblado y el ciclo salitrero, comenzaron a recalar embarcaciones provenientes de Valparaíso y El Callao con productos de primera necesidad como cebada, charqui, harina y frutos secos.
Hacia 1830 empezó a producir lentamente el desarrollo de la industria salitrera en el Cantón de La Noria, con lo que también produjo el aumento de la actividad portuaria. Además cobró más vigor con la adopción de la maquinaria a vapor para la explotación del salitre.
Iquique dejó de ser una caleta de pescadores para transformarse en un pequeño puerto. En 1828 el gobierno peruano autorizó las exportaciones de salitre a través del puerto de Iquique, pero los buques debían recalar en Arica para ser despachados desde ahí a sus destinos finales. Esta limitiación terminó cuando Iquique pasó a ser calificado como Puerto Mayor, el 26 de junio de 1855. Esa designación sólo pretendía mejorar la administración y el control tributario y en ningún caso impulsaba la creación de obras portuarias fiscales.
La iniciativa particular se veía condicionada, a su vez, por la falta de estímulo estata, la escasez y el enorme costo de los materiales.
Contribuyó además a desincentivar la construcción de muelles el terremoto (y posterior maremoto) de agosto de 1868, que destruyó los escasos embarcaderos existentes. Iniciada la ocupación chilena y, a pesar de su febril actividad, Iquique contaba sólo con cinco muelles, tres de ellos en deplorables condiciones.
La formación de un puerto
Finalizada la Guerra del Pacífico, con un Estado convertido exclusivamente en recaudador de impuestos salitreros y sin mayor interés privado en invertir en infraestructura, la actividad portuaria seguía siendo rústica y manual.
Recién en 1891, el ingeniero Enrique Budge fue comisionado por el gobierno para estudiar la construcción de un muelle fiscal presentando, al año siguiente, un proyecto de dársenas y malecón, uniendo para tal efecto la isla Serrano con el continente a través de un molo.
En 1896, Camille de Cordemoy elaboró un estudio relativo al puerto de Iquique, diseñando su estructura preliminar. En 1899, y cuando aún no concluían los estudios pertinentes, una violenta marejada destruyó el molo, encareciendo el costo de las obras y su realización.
A fines del siglo XIX, la situación cambió. Entre los sectores de La Puntilla y El Morro, se habían construido 19 muelles para e embarque del salitre.
En esa época el gobierno comenzó el desarrollo de obras portuarias en Iquique. Para ello construyó un malecón y el molo de unión entre Isla Serrano y tierra firme.
En 1908, Adam Scott fue comisionado para analizar en terreno la factibilidad de construir un puerto fiscal. Al año siguiente Scott, presentó un informe donde confirmó la necesidad técnica y económica de la obra, vinculando su construcción con el término del proyectado Ferrocarril Longitudinal, situación que contribuiría a dar mayor importancia comercial a la ciudad.
Cuando todo apuntaba a un pronto inicio de las faenas, en 1911 Jacobo Krauss, técnico holandés contratado para estudiar el proyecto de Scott, presagiando el decaimiento de las exportaciones salitreras, desecharía su construcción privilegiando las obras del puerto de San Antonio en la actual V Región.
En 1912 Iquique era un puerto muy importante, ya que la actividad salitrera originaba un movimiento de 1.300.000 toneladas al año. La transferencia de carga se realizaba a través de varios muelles particulares.
Un terminal moderno
Las dos Guerras Mundiales repercutieron en la economía chilena de la peor manera. La exportación de salitre decayó notablemente y con ello el movimiento portuario.
Después de años de espera, en febrero de 1927, el gobierno de Carlos Ibáñez a través de la Comisión de Puertos, llamó a propuesta pública para construir el puerto fiscal de Iquique, aceptando el presupuesto de la Compañía General de Construcciones. Los trabajos, a pesar de la crisis económica y los problemas políticos del país, se cumplieron en los plazos fijados. El 20 de mayo de 1933 la obra gruesa era entregada a una comisión del gobierno, comenzando a operar en plena decadencia del salitre con una infraestructura mínima y sólo como punto de atraco de embarcaciones menores.
Las obras finalizaron justo cuando la crisis económica estaba en el punto más complicado para la ciudad.
Las obras consideraron un molo de unión entre la ciudad y la Isla Serrano más firme del que entonces estaba emplazado en ese lugar. También construyeron un molo de abrigo de 864 metros de longuitud que incluía un malecón de atraque y el espigón de 330 de longuitud.
La iniciativa se llevó a cabo con rocas extraídas de las canteras ubicadas en el actual sector de Punta Negra, trasladadas en carretas.
Inicialmente se diseñaron siete sitios de atraque. Pero actualmente sólo se encuentran cuatro habilitados. Hay que tener en cuenta que en esa época las esloras (longitud de las naves) promedio variaban entre 70 y 80 metros, y actualmente ascienden hasta 190 metros.
En los años ‘40, fueron construidas dos grandes bodegas para el almacenaje de salitre, las cuales funcionaron con dicho objetivo hasta 1965.
Las nuevas intalaciones fueron administradas por el Estado a través del Servicio de Explotación de Puertos, entidad creada para organizar en forma centralizada los diferentes terminales marítimos del país.
En 1960 fue creada la Empresa Portuaria de Chile, Emporchi, entidad que funcionó hasta diciembre de 1997, cuando fue promulgada la ley N° 19.542 de “Modernización del Sector Portuario Estatal” que estableció la creación de empresas portuarias autónomas.
Bajo este nuevo contexto en abril 1998 fue creada la Empresa Portuaria Iquique, Epi; que debía funcionar en un sistema de administración mixta, licitando algunos frentes de atraque a empresas privadas.
En julio de 1999 el gobierno chileno entregó las bases para esa licitación y el 4 de febrero de 2000 el Frente Nº2 fue adjudicado a la concesionaria Iquique Terminal Internacional S.A., Iti, filial de SAAM. Esta nueva empresa inició formalmente su gestión el 1 de julio de 2000.
El contrato tiene incialmente una duración de 20 años, renovables por otros 10, si la empresa cumple con las inversiones, mejoramiento y desarrollo económico establecido en las bases. Uno de esos requisitos es la entrega al Estado, por concepto de concesión, dos millones de dólares, más un monto variable anual.
De esta manera quedó configurado el Puerto de Iquique para enfrentar las exigencias que presenta un mercado globalizado en el siglo XXI y la posibilidad de integración subregional con los países vecinos y el amplio mercado de Asia Pacífico.
El puerto junto a Iquique
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