A principios del siglo XX levantaron la mansión Mujica. Este edificio formó parte del apogeo del ciclo salitrero.
Hasta mediados de la de 1950 fue habitado por la familia Mujica. El patriarca de esta familia fue Horacio Mujica Mardones, abogado proveniente de Santiago.
Su fortuna creció a la par de la prestación de sus servicios profesionales a las oficinas salitreras.
Su notoriedad en la sociedad iquiqueña quedó marcada en 1907 cuando fue convocado al grupo de ciudadanos que fueron convocados el 16 de diciembre para buscar una salida al conflicto social que desembocó en la Matanza en la Escuela Santa María.
Su influencia y actividad profesional y política dentro del Partido Liberal lo convirtió en diputado por Tarapacá y Pisagua entre 1921 y 1924.
A mediados del siglo XX la mansión inició un viaje de la mano de varios dueños. Primero como casa habitación y luego utilizándose como colegio particular a mediados de 1980.
En los años 90 pasó a menos de la Fuerza Aérea. La mansión fue habilitada como el Casino de Suboficiales “Águilas del Norte”.
Desde 1950 el edificio sufrió una serie de modificaciones, desde el momento en que las habitaciones fueron convertidas en sala de clases y luego como centro social para suboficiales de la Fach.
El 29 de enero de 2008 a las 16:55 horas Bomberos dio la alarma de incendio en el sector de Baquedano esquina Zegers. El edificio fue consumido por las llamas en una hora y media.
Dos meses después la Fuerza Aérea instaló un cierre perimetral que emuló el primer piso del edificio siniestrado.
En paralelo el Consejo de Monumentos Nacional autorizó la remoción de los restos del edificio quemado, previo levantamiento planimétrico de esos restos.
La idea era reconstruir el edificio, situación que hasta la fecha (agosto 2020) no ha ocurrió. El lugar es un sitio baldío.
Actualmente existen pocas esperanzas que se pueda reconstruir nuevamente la casona debido a que no existen registros y planos detallados de su interior.
Existe un registro de 1978 que describe la fachada y sus medidas. También hay un registro parcial que se realizó con los restos que dejó el edificio y que principalmente corresponde a la parte posterior de la casona. Sin embargo, no hay registro de la parte principal, los salones y habitaciones interiores. Deben existen fotografías interiores repartidas entre las personas que estuvieron durante sus años de funcionamiento como escuela, casino y, anteriormente, las familias que habitaron el lugar. Pero es posible que esa información este diluida en cajones y archivos olvidados.
Hoy solo queda el recuerdo.
Este artículo se realizó gracias a antecedentes recopilados de diferentes fuentes, entre ellas Mario Zolezzi y Mario Cayazaya Dodero, El Sol de Iquique y Cuerpo de Bomberos de Iquique.