En los años cuarenta la pampa salitrera decayó completamente. Cientos de familias regresaron al sur de Chile o bajaron hasta Iquique. Los que se quedaron, provocaron una gran transformación urbana de la ciudad.
Iquique creció en todas direcciones, nuevos barrios surgieron sobre la base de puro esfuerzo de sus trabajadores. Parte de esta historia corresponde a simples tomas de terreno que se gestaron desde principios de los años 60 y que se replicaron 30 años después a mediados de la década de los noventa en la bullante Alto Hospicio.
La primera de todas estas nuevas poblaciones iquiqueñas, es la Jorge Inostrosa.
Jorge Inostrosa, La primera población
Durante un mes no recibieron apoyo para que subsistieran en sus precarias viviendas de material ligero. Más tarde tuvieron el apoyo del alcalde Jorge Soria y el intendente Luis Jaspard.
La naciente población tuvo que enfrentar durante abril de ese año una inusual lluvia que provocó estragos en las casas y los techos de cartón. Casi un tercio de la gente tuvo que ser evacuada y enviada a albergues.
A pesar de ello, los pobladores siguieron organizándose. De esta forma en mayo de 1965 conformaron la junta de vecinos de la población. Con esta entidad formada, comenzaron las gestiones para dotar a la población de agua, luz, servicio de alcantarillado e intentar ser incluidos en los programas sociales de la municipalidad y del gobierno central.
En 1975 los vecinos de la población John Kennedy decidieron cambiar de nombre para honrar a uno de los iquiqueños más destacados a nivel nacional, al escritor, historiadod y hombre de radio, Jorge Inostrosa Cuevas, creador del radioteatro y posterior novela «Adiós al séptimo de Línea».
Jorge Inostrosa Cuevas nació en Iquique en 1919. Quedó huérfano a temprana edad y tuvo que trabajar para costear sus enseñanza. Estudió en el Instituto Barros Arana de Santiago y luego se transformó en profesor universario. La cátedra que daba era Historia. Sin embargo, su pasión fue la radio. Sus programas fueron transmitidos por la BBC de Londres.
Su mayor logro en este medio fue crear El Gran Teatro de la Historia que transmitió en Radio Corporación. Su obra más destaca que transimitió a todo el país fue Adios Al Séptimo de Línea.
Al mismo tiempo que desarrolló su trabajo radial, Inostrosa desarrolló su carrera de escritor. Su especialidad fueron las novelas históricas. En forma amena relató los acontecimientos que formaron a Chile y las aventuras de sus personaje llenaron la imaginación de grandes y chicos. Falleció a los 53 años en Santiago, el 5 de enero de 1975.
Villa Progreso, Casas sobre un cementerio
La toma del Cementerio comenzó con 30 familias que se quisieron asentar en las proximidades de la población Jorge Inostrosa. El sitio no era agradable. El terreno era arenoso y existían cruces, bóvedas, tumbas y murallas caídas. Este Cementerio fue cerrado en 1942 y al momento de comenzar la toma, el camposanto estaba en precarias condiciones. Su principal característica es que en el sitio fueron sepultadas las víctimas de la masacre de la Escuela Santa María durante 1907 y también personas que fallecieron víctimas de fiebre amarilla a principios del siglo XX.
Margarita Cortés, una de las pobladores que estuvo en tiempos de la toma en 1980 dijo que «la gente botó los mausoleos y desenterró tumbas y fosas comunes. La gente tomó los huesos y luego lo botaron a la basura».
La toma comenzó cuando el carpintero Hernán Millalonco Torres, de 24 años, junto con su esposa Martina Zea Picón, su bebé recién nacido y otros dos matrimonios de escasos recursos decidieron levantar sus casas y terminar con su peregrinar por distintos lados de Iquique.
Los tres trabajadores levantaron dos habitaciones de cholguán y una de cartón. Instalaron dos bateas, una mesa de comedor y tres camas. Las tres mujeres estaban embarazadas.
Al día siguiente, efectivos de Carabineros llegó al lugar y detuvo a las tres mujeres. Los esposos estaban trabajando. A pesar de las presiones, las familias permanecieron en toma.
Al pasar las semanas, llegaron más familias allegadas, que arrendaban en otro sector o venían de otras ciudades del país. En total llegaron a ser 150 familias.
Las labores de arreglo, relleno y emparejamiento de los terrenos seguían adelante a pesar que estaban en la ilegalidad. Los niños tenían un macabro juego durante las tardes: descubrir viejos ataudes. Lo extraña de la situación no terminó ahí, los mismos pobladores bautizaron a una las calles como «Cementerio».
Ante el problema de hacinamiento, pobreza y riesgo sanitario que enfrentaban, la comunidad y los medios de comunicación dieron cuenta de lo que ocurría en la Villa Progreso.
El 13 de febrero de 1981, La Estrella de Iquique publica un extenso reportaje en el habla sobre la situación de la toma.
«Lo que sucede en el sector es digno de tomarse en cuenta y más aún, porque setenta niños que existen en el lugar y que día a día están propensos a tomar una grave infección. Mientras tanto, las madres ruegan que vaya a visitarlos algún médico. El agua les llega por una manguera que trasladan centenares de metros; luz les proviene del poste que tuvieron que pagar, y lo peor, los baños ubicados en el medio de lo que fue el cementerio… Es una triste realidad de este sector iquiqueño que nació por la sobredimensión y atractivo de la Zona Franca».
El trabajo para desarrollar el sector estuvo a cargo de los mismos pobladores. Se organizaron por comités y recibieron ayuda social por parte de Caritas Chile, que les regalaba harina, azúcar y aceite. Con estos alimentos parte de las pobladores comenzaron a vender sopaipillas. El dinero que recolectaron sirvió para comenzar la instalación de agua potable y alcantarillado. Por mientras, eran ayudados por el municipio, que les enviaba los camiones con agua.
También el trabajo mancomunado ayudó la iluminación de las calles. Los pobladores se consiguieron los postes para el alumbrado. Tuvieron que ir a las ex oficinas salitreras para obtener ese material.
Villa Dynamo, Sobre una cancha de fútbol
Los primeros vecinos de la Villa Dynamo corresponden a una toma de terreno anterior que surgió en la parte norte de la población Jorge Inostrosa. Virtualmente más allá era un sitio baldío en donde los camiones durante la noche arrojaban clandestinamente escombros y basura. El sitio tenía la característica figura de morros de tierra que marcaban el lugar en donde los camiones depositaban sus desechos.
De acuerdo al testimonio de Eduardo Bernales, él y su familia fueron los primeros que instalaron una habitación entre medio de los montículos de escombros. Durante los días siguientes varias familias siguieron su ejemplo. Al final fueron cien personas que se instalaron en el lugar.
Durante los primeros días tuvieron que sufrir la persecución de Carabineros. Los hombres escapaban a los cerros próximos mientras que las mujeres eran retenidas por los policías por varias horas. Durante ese lapso los hombres iban a trabajar o custodiaban sus casas. Sin embargo, ellos sabían que dejarían a sus esposas libres a las pocas horas.
Sólo un mes alcanzaron a estar en ese sector. La alcaldesa Marta Marcich erradicó ese campamento y los instaló en los terrenos que ocupaba la cancha Dynamo, lugar en donde jugaban los clubes deportivos de la población Norte Hospital.
A ese lugar se sumaron 30 familias que venía de los sectores de Villa Progreso, Jorge Inostrosa, San Carlos, Ferrocarriles y Norte Hospital.
Luego de oficializado el nombre de la población como Villa Dynamo, los pobladores comenzaron a bautizar a las calles. La primera fue Unión, el pasaje central se llamó Los Aromos porque, según la pobladora Nancy Castro, Televisión Nacional transmitía en esa época la teleserie Villa Los Aromos. La tercera calle fue Los Arbolitos. El nombre surgió porque los vecinos de esa calle fueron los primeros que plantaron unos pequeños árboles.
Luego de ocho meses, los pobladores decidieron organizar comités para conseguir los servicios básicos. En primera instancia le pidieron a los vecinos de Villa Progreso que les «pasaran» electricidad. Para eso hicieron una zanja y extendieron el cableado entre los dos sectores. La empresa eléctrica en más de una ocasión cortó la conexión ilegal. El segundo sistema fue instalar una caja con más de treinta enchufes. Cada familia sector de la villa tenía su pequeño arranque. Esta modalidad duró poco porque la conexión literalmente se derritió, la tensión era demasiada.
Para el agua potable y alcantarillado recibieron el apoyo del municipio y el Departamento de Acción Social Obispado de Iquique. Ellos mismos hicieron las zanjas, luego recibieron los medidores y las cañerías. Después cada poblador tuvo que preocuparse de las conexiones al interior de sus terrenos. Sólo en 1990 tuvieron sus primeras casetas sanitarias entregadas por el gobierno. Actualmente Villa Dynamo cuenta con todos los servicios básicos y está reconocida legalmente como una junta de vecinos.
Villa Quitasoles, Toma en pleno verano
La toma de Villa Quitasoles comenzó el 12 de febrero de 1982 cuando un grupo de familias decidió instalarse un día después que los miembros de Villa Dynamo fueron ubicados en el lugar donde se emplazó una cancha de fútbol. Desde el principio, la gente de esta toma no fue reconocida por las autoridades. En más de una ocasión intentaron desalojarlos y carabineros, por órdenes superiores, debía evitar que esas familias levantaran casas de material ligero.
A pesar de esta férrea negativa, la gente se las ingenió para seguir ocupando sus 30 metros cuadrados por grupo. Para ello las personas instalaron quitasoles para protegerse del sol durante los calurosos días de verano y la humedad que existía en el sector durante la noche.
Debido a la singular manera de llevar adelante la toma, los pobladores bautizaron el sector como Villa Quitasoles.
En total era 170 familias, pero los mismos dirigentes y las autoridades, se dieron cuenta que parte de estas familias ya contaban con casas o que su situación económica no era tan complicada como parecía.
La luz y el agua la obtuvieron gracias a los vecinos de la población Jorge Inostrosa. Esta situación se extendió por varios años hasta que 1985 lograron conectarse a la red en forma legal. Al año siguiente obtuvieron el agua potable y el alcantarillado gracias al apoyo de la Fundación Ocac y el Departamento de Desarrollo Social del Obispado de Iquique.
Ya con estos servicios disponibles, los pobladores inauguraron oficialmente los siete pasajes que contaba la Villa. Los nombres fueron sacados a través de votación popular. De ahí nacieron Rayito de Sol, Progreso, Las Delicias, Unión, Cordillera, Kennedy y Esfuerzo.
En 1986 Villa Quitasoles tuvo su primera Junta de Vecinos independiente de la organización que existía en la Jorge Inostrosa. Desde ese día, la villa es un sector más dentro de Iquique.