Iquique Siglo XX
Contaminación y medio ambiente
Capítulo 50
En 1999 la industria pesquera estaba dando los pasos para salir de su crisis e improductividad cuando se topó con denuncias medioambientales que la acusaron de provocar contaminación en la bahía norte de Iquique.
El problema comenzó el 31 de enero 1999 cuando se levantó la veda de la anchoveta y las pesqueras encendieron sus plantas productoras de harina de pescado.
El 3 de febrero la Seremi de Salud de la época, Miriam Escobar, y el director del Servicio de Salud, Bernardo Gómez, junto con autoridades visitaron las pesqueras Camanchaca e Iquique-Guanaye para revisar su proceso productivo y reiterar la norma sobre emanación de gases y malos olores. Días antes la población ya había captado fuertes olores producidos por la cocción del pescado.
El llamado de alerta apareció el viernes 5 de febrero de 1999 cuando la bahía norte de Iquique fue contaminada y ocurrió una enorme mortandad de peces. En esa ocasión el Club de Yates de Iquique interpuso un recurso de protección en nombre de la población local.
El 10 de febrero el Servicio de Salud multó a las pesqueras Coloso y Camanchaca, luego que se comprobó que ambas no cumplían con las normas en el procesamiento de materia prima, lo que provocó la contaminación ambiental y los malos olores.
Camanchaca tuvo que pagar más de tres millones 200 mil pesos. En tanto que Coloso fue multada con seis millones 400 mil pesos.
El 15 de febrero durante una visita a Eperva y Camanchada, el ministro de Salud subrogante, Alvaro Erazo, dio a conocer que en el agua de la bahía se detectó «formaldehido», sustancia que es usada como preservante.
Dos días después la bahía norte amanece con una mancha de petróleo. Nadie se hace responsable del hechos. Ese mismo fin de semana el sector del Club de Yates surge un nuevo capítulo de contaminación marina. Aparece una mancha oscura, como fue calificado por los testigos del hecho.
El miércoles 24, el servicio de Salud anunció que las Pesqueras Camanchaca y Coloso fueron clausurada por 48 horas, debido a que reincidieron en el incumplimiento de las normas sobre contaminación ambiental y malos olores detectados por la población.
A partir de ese momento las empresas comienzan con un proceso fuerte de reconversión tecnológica que en un plazo de cinco años debería limpiar definitivamente la bahía iquiqueña y permitir el resurgimiento de la vida marina en el sector.