Iquique siglo XX

Capítulo 19

El rígido sistema de la pampa

La vida en una oficina salitrera fue relativamente similar en todos los cantones del norte de Chile durante el siglo XX. Los niveles sociales estaban muy marcados entre los trabajadores, empleados o administrativos, y los jefes o personal de procedencia extranjera.
Los trabajadores vivían en habitaciones de madera o calamina sin agua potable o servicios higiénicos al interior de las casas. El agua se sacaba de los pilones que existían en las calles calles cada cien metros aproximadamente. El baño, en tanto, era literalmente cualquier sitio alejado del campamento. Después de la década del cuarenta la administración de las salitreras dispuso de servicios higiénicos para la clase obrera. Estos consistían en diez casetas que compartían un mismo pozo séptico. Hombres y mujeres estaban divididos por una muralla.
En este mismo sector se encontraban los buques o habitaciones para solteros en donde el hacinamiento y la insalubridad era el factor común.
Los muebles eran fabricados por los mismos obreros. El ejemplo más patente lo constituyeron las camas “patas de oso” que no eran otra cosa que cuatro tarros parafineros llenos de barro que soportaban una calamina que hacía de somier.
Según Juan Rubén Castro, la dieta de los pampinos no era variada. En algunos casos, dependiendo de los recursos existentes, el desayuno consistía en carne, huevos y cebolla frita o harina tostada con sal. Un almuerzo promedio era cazuela de vacuno y porotos y de postre huesillos con mote o limonada.
Las “onces” o “lonche” consistía en hallullas con mantequilla y té. En la noche se servían una sopa acompañada de fideos o carne estofada.

ESTRATO ALTO

El segundo estrato consistía en los empleados o administrativos y sus familias. Ellos vivían en el rancho de los empleados que quedaban en el centro, dividiendo los sectores más pobres y pudientes del campamento. Disponían servicios básicos con arranques domiciliarios, la mayor cantidad de espacio y la existencia de mejores lugares para la entretención hacían más llevadera la vida en la pampa.
Más allá se emplazaba el barrio americano consistente en extensos jardines con casas de estilo georgiano que era ocupadas por los jefes extranjeros y sus familias. Dependiendo de la oficina disponían de canchas de tenis, fútbol e, incluso de piscinas. A este sector le era impedido e paso a los obreros.
Este rígido sistema clasista se disolvió paulatinamente, mejorando así la convivencia entre todos los asalariados de la oficina. Entre la década de los 50 y 60 la vida en la pampa fue más agradable y placentera a pesar que era común presenciar la muerte y el cierre de las salitreras más pequeñas.
Mientras algunas veían el ocaso, Victoria mantuvo su prestigio hasta el final. Para Eliana Chamorro, quien vivió en la salitrera desde los 14 años, Victoria era conocida por su hospital, que era uno de los mejores alhajadas en la provincia.
Su experiencia como enfermera en el centro asistencial fue gratificante. “Todos tenían derecho a atenderse sin importar en qué trabajaba. No era como ahora que prevalece el dinero”.
Bernardino Farfán entrega impresiones sobre cómo se desarrollaba la vida en la oficina Victoria: “aparte de jugar extensas pichangas de fútbol que se extendían toda la tarde, los niños trabajaban para llevar dinero a su casa. Ejemplos como menores que se dedicaban a sacar las aguas servidas de las casas para depositarlas en el camión que pasaba todos los días para este propósito era uno de los múltiples oficios que se podían practicar”.
Transportar agua desde los pilones, llevar viandas a los trabajadores durante el almuerzo, cargar sacos en la estación de trenes y ayudar en los puestos del mercado o la pulpería también forman parte de los recuerdos de muchos pampinos.


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