Michael Bublé encarna al clásico cantante de salón, ese que es transversal, que sirve para cualquier ocasión medianamente formal, que si no le gusta a todos, tampoco le desagrada a nadie y que se mete en la familia con álbumes navideños, devedés para el plasma y ediciones especiales para el Día de los Enamorados. Siempre confiado en que su repertorio no se va a agotar, precisamente, por el espejismo que alimenta: el de los viejos buenos tiempos.
Mauricio Jürgensen
