
La semana pasada miraba el noticiero central. Transmitieron una nota sobre la nueva apuesta de John Travolta en el cine. Hicieron un largo periplo por todas las películas en donde bailó. Desde Fiebre de Sábado por la Noche, pasando por Grease y llegando hasta ese baile de culto con Uma Thurman en Pulp Fiction.
Esa mini biografía era para introducir su rol en Hairspray , la comedia musical que en Chile se estrena próximamente. Según el noticiero era que Travolta personificada a una dueña de casa obesa y que su hija participaba en un concurso de baile en los años 50.
Bueno, en parte es eso.
Pero hay más. Hairspray es un remake de la película de John Waters filmó a fines de los 80. Waters es reconocido por su bigotito. Sus filmes son de culto, irónicos y, en ocasiones de mal gusto. La más conocida es Pink Flamingos .
En Hairspray de los 80 la madre obesa era interpretada por Divine, un dragqueen, en la versión siglo XXI este papel lo tiene Travolta.
Hairspray es lo contrario a Grease.
¿Qué diferencia hay entre la laca y la gomina?. Mucho. Grease era la historia de la rubia ingenua que se convierte en el centro de atención del colegio.
Hairspray es la historia de la gordita que quiere demostrar que su peso no es problema para ser la mejor bailarina. Hairspray es la historia de los marginados, del músico negro que se enamora de una niña blanca, de una gorda que quiere ser reina y que una niña negra que quiere una oportunidad para sobresalir.
y si todavía tienen dudas. Hairspray es un musical. En el 2000 se presentó en Broadway y ahora en el cine tenemos a Michelle Pfeiffer cantando. A Christopher Walken, al más malvado entre los malvados, cantando y bailando junto a Travolta.
Vale la pena ver la película sólo por eso.
Estos son los primeros 10 minutos de Hairspray 1988, dirigido por Waters.
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