Cuando se rompe una promesa

Cuando alguien rompe una promesa, nos decepciona y nos hace sentir mal. Es como si tuviéramos un techo que nos protege, pero tiene una gotera que nos moja. En esos casos, quizás preferiríamos no tener techo y enfrentar la lluvia directamente.

La idea principal es que las promesas rotas son peores que las promesas inexistentes.

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