El Carnaval en los barrios de Iquique
Los aires de carnaval en Iquique comenzaban la última semana de febrero. Todas las familias se preparaban para hacer frente a algunos días de relajo. Eso incluía bateas en las calles, tinas con agua, harina, papeles de colores, globos con agua y proyectiles hechos con papel de volantín y que tenían como objetivo ensuciar al vecino, al familiar o a cualquiera que pasara cerca del lugar.
Los disfraces le agregaron al carnaval un aspecto fantasioso, que le dio fama en todo Chile. “Durante la festividad la gente salía a bailar y recorrer primero el barrio y después la ciudad, mojando o ensuciando a todos con agua, harina o brillantina que recogían de los cerros”, señala Luis “Checho” González, cantante y creador de la distinción Dragón de Plata.
Pero al contrario de lo que pudiera pensarse, la gente que asistía a estas fiestas, conocía perfectamente los riesgos. “A veces los más jóvenes se sobrepasaban y ocurría algún accidente donde intervenían los carabineros, pero eran hechos aislados ya que esta era una fiesta familiar donde la gente venía sólo a divertirse”.
Dentro de esta festividad había dos días claves: el martes que era el “Día de los Picados” y el Miércoles de Ceniza.
El “Día de los Picados” era la última ocasión que tenía la gente para desquitarse mojando o ensuciando a quienes habían hecho lo mismo con ellos. Ese día generalmente el comercio y todos los trabajos cerraban sus puertas desde muy temprano, mientras que los niños se aprovisionaban de agua, harina y brillantina para comenzar una verdadera batalla que sólo terminaba cuando no quedaba nada que tirar”.
“El Miércoles de Ceniza” (cuarenta días antes de Semana Santa) se terminaba con la festividad con una misa realizada por el párroco del barrio y con el entierro de El Carnaval”.
El recorrido de la caravana para “quemar al mono”, una figura símbolo del carnaval, y “enterrar” la fiesta, variaba dependiendo del barrio en que se encontraba. En El Morro se iniciaba con una procesión de gente desde la calle Souper por Gorostiaga para bajar por la Plaza Prat.
Después la comparsa seguía hacia Baquedano hasta el cine Délfico, actual Edificio Atalaya y regresaba por Vivar para bajar por O’Higgins y continuar a los baños Bellavista, balneario ubicado al lado de la actual piscina Alcalde Godoy.
En Cavancha, el recorrido abarcaba toda la extensión de la playa, ingresaban a la península y terminaban en el muelle de pescadores, en donde el mono colgaba sobre las aguas de la bahía.
Agua perfumada
El inicio del carnaval comenzaba en “El Camino” o avenida Balmaceda. Con papeles de colores o pequeños frascos de colonia, la gente jugaba e intentaba mojarse.
En las noches la fiesta pasaba a los centros sociales de la época. El más destacado era el Chalet Suisse, que quedaba donde actualmente se levanta el Hotel Gavin; o en el Teatro Nacional, ubicado entre Vivar y Sargento Aldea, y el Casino Español.
En el Teatro Municipal se sacaban las butacas y quedaba un amplio espacio para bailar.
El Círculo Italiano, funcionaba en el segundo piso del Edificio Colombino ubicado en calle Tarapacá al llegar a Obispo Labbé. En este lugar se realizaban los tradicionales Bailes de la Pentolaccia.
El investigador Luis Díaz Salinas indica que “la calle Baquedano era el escenario donde se libraban las mas hermosas batallas, pues las damas se defendía desde los balcones y terrazas, lanzando globos y chorros de agua para repeler el ataque de los varones”.
Una versión parecida tiene Carlos Alfaro Calderón. “Las diversas comparsas de disfrazados mantenía durante tres días consecutivos en una verdadera locura a hombres, mujeres, jóvenes y viejos; pero lo que más llamaba la atención era el Domingo de Tentación, en que se enterraba a Don Carnaval, el personaje multicolor, empolvado y completamente mojado”.
En esos tiempos “Iquique se despoblaba, invadiendo sus habitantes la península de Cavancha y sus playas inmediatas. Desde muy temprano desfilaban por las calles, las carretas embanderadas que conducían a los festejantes a las playas y allí, en la arena húmeda se levantaban centenares de carpas donde luego se dejaban oír los alegres acordes de una guitarra y se bailaba con gran entusiasmo.
Al mismo tiempo, los establecimientos de recreo de Cavancha eran visitados por la alta sociedad iquiqueña y jefes de casas comerciales, autoridades y administradores de oficina salitrera. Al anochecer los paseantes regresaban a la ciudad contentos y satisfechos de haber pasado un día agradable y divertido”.
Entierro del carnaval
Lunes 25 de febrero de 1901
La Patria
“Con motivo de esta antigua costumbre, que por desgracia aún cuenta con algunos prosélitos en Iquique, antenoche y ayer se vieron algunas máscaras por las calles.
En el Paseo de Cavancha notamos algunas carpas y no poca gente que se divertía.
La comparsa de chinos que salió en Carnaval con dos o tres bailes de máscaras, sin otro atractivo que una charanga insoportable, que no dejó dormir al vecindario en toda la noche.
A decir de muchos, estas fiestas van decayendo de año en año; ojalá que la decadencia vaya en aumento hasta que se extingan por completo”.